lunes, 24 de junio de 2013

La luna grande

Un poco más de respeto, que soy de San Telmo

La luna está un 14% más grande, por no sé qué de la órbita. Será la luna, entonces.
"¡Eh, gato! Yo vengo a laburar acá, respetame..." Las voces crecen y crecen, hasta estallar en el  insulto: "¡¡¡Quién te creés que sos, pedazo de fisura!!!"
Busco a Caritas, regocijada.

-¡Pedazo de fisura! YA lo estoy adoptando.

"Eh, eh, eh EEEHHHH!!!!" Zás, cuando los compañeros empiezan así, es porque alguien agarró un fierro. La sonrisa se nos borra pronto, son tres contra uno tirado en el piso. Y el patrullero, y la ambulancia.

Más discusiones se encienden, aquí y allá. Como fueguitos, diría Galeano. Lo que más se reclama es el respeto. "¡Vos no tenés palabra, no te voy a permitir que me faltes el respeto!", grita una mujer a mitad de cuadra. Laura se acerca a nosotros, parece perpleja.

-A partir de ahora no soy más Laurita, me dijeron "araña galponera".
-Ja! Pedazo de fisura, araña galponera... hay que reconocer que somos originales a la hora de insultarnos.
-"Pedazo de fisura" es viejo...

Lo dice Gustavo, recién llegado al grupo.

-Nunca lo escuché.

Gustavo me mira con desdén apenas disimulado.

-Lo que pasa es que sos muy rubia.

Dani, el librero anarquista, pasa detrás mío murmurando: "Un poco más de respeto, que soy de San Telmo..." Intuyo que la frase se va a transformar en un clásico, que la vamos a usar a morir.
Araña galponera se dice de las culonas, argumenta alguno. Un cruce significativo de miradas da a entender que el mote, entonces, está errado.

Una amiga recién llegada me cuenta de una pelea con su ex, hace años. "¡¡¡PERO NO TE DAS CUENTA, cómo puede ser que no te des cuenta, pedazo de carne con ojos!!!" "Yo estaba sacada", confiesa. No conforme con eso, enseguida le espetó: "Si estuvieses en una tribu y te viesen llegar, dirían: Ahí viene Nube de Pedos." Mi amiga rememora. "Nos miramos con mi ex... y empezamos a reír hasta las lágrimas". La sonrisa que esbozo es un poco forzada.

-Nube de pedos es común.
-Sí, pero así lo llamaban en la tribu, entendés? NU-BE-DE-PE-DOS. Viste que ellos se ponen esos nombres, Toro Sentado, esas cosas... 

El marido de mi amiga se nos une.

-Le estaba contando de cuando dije "pedazo de carne con ojos".
-Ah, sí... lo que decía siempre tu vieja. También está "carne en tránsito".

Lo miro desconcertada.

-No entiendo.
-Carne en tránsito, como si fueses media res, en los camiones.

Su sentido práctico en el campo social

El Hombre lee en voz alta mientras intento darle forma a una bufanda.

Bourdieu critica la teoría lingüística derivada del inconsciente epistemológico del estructuralismo, que parte de la posición del observador externo, a partir de los cual se tratan a los discursos (un dos tres cuatro cinco seis) como textos a decodificar en un proceso en que los textos aparecen para ser descifrados, hallando su estructura subyacente y su lógica de composición interna. (uy, un plomo) Este enfoque olvida -según Bourdieu- radicalmente lo fundamental: que la práctica discursiva es una práctica que funciona en un contexto (dieciocho diecinueve veinte veintiuno veintidós veintitrés veinticuatro puntos) de posiciones sociales prefiguradas y que tiene igualmente su sentido en la búsqueda de efectos sociales.

-Mjú...

El fetichismo de la lengua y de la lingüística privilegia la visión de un intelectual que puede diseccionar, disecar, analizar y clasificar textos y partículas obviando o despreciando los poderes -a la vez históricos e inmediatos- que se ponen en juego en lo que parece un puro acto (me duele la cabeza) de enunciación verbal. Las habilidades lingüísticas, al igual que todas las competencias sociales, se adquieren en la práctica, a través de un proceso de aprendizaje y socialización en las normas discursivas del grupo en el que el sujeto es producido. (¿producido?) Los discursos reproducen los esquemas fundamentales de la división del mundo social, los sujetos adquieren las competencias sociales -incluídas las lingüísticas- que las construyen y las constituyen (tanto lío para terminar diciendo "pedazo de fisura") no como individuos abstractos -una especie de homo lingüisticus- sino como un grupo social. Del mismo modo la producción de enunciados se realiza en situaciones sociales y para adaptarse estratégicamente a esas situaciones sociales, el sentido de los discursos es el sentido de esas situaciones sociales

-¡Pedazo de fisura!

El Hombre asiente y continúa:

de esas situaciones sociales y de la manera de adecuarse a ellas; es un sentido práctico que de manera inconsciente o preconsciente -aunque no por ello reprimida o alienada- utiliza el mundo del lenguaje para construir el mundo de lo social, por lo tanto, el lenguaje no se entiende ni se construye en su fuerza real desde si mismo -en su lógica, en su gramática, en su estética-, sino desde su sentido práctico en el campo social.

Quito por enésima vez los puntos de la aguja.

-No me hable mientras pongo los puntos, esto es lo más difícil de hacer porque determinan el ancho de la bufanda. Al final, me la paso tejiendo y destejiendo...
-Está bien, tiene que ir y venir porque la bufanda se usa para atrás y para adelante.

Hago caso omiso. El Hombre se ceba un mate.

-¿Es para mí ?
-No.
-Ah, porque yo necesito una para mis ochenta años.

"Le traigo un balde con agua", es lo último que escucho antes de verlo salir. Está tentado y cloquea como una gallina.

-¿Para qué?
-Por si se le calientan las agujas.
 

3 comentarios:

  1. Me encantó su reflexión de "tanto lio para terminar dciendo pedazo de fisura" jaaaaaaa, me mató de risa Amiga!

    ResponderEliminar
  2. "Fue la luna", le expliqué hoy al Indio, que faltó aquel domingo. La misma que influye en el ciclo femenino y regula las mareas. "Sí, claro, fue la luna" -se metió Dani, el librero anarquista- "no que los negros se pusieron en pedo desde temprano..."

    Pero qué se puede esperar de Dani, le regalé un libro mío a su pareja...¡y le preguntó si podía ponerlo en venta!

    ResponderEliminar